sábado, 14 de febrero de 2009


Yahapé y pesca, casi una misma palabra
Yahapesca


Por Daniel Calabrese
Entramos en Yahapé bien a la madrugada provenientes de Ita Ibaté por el camino de tierra que une la ruta 12 con el predio de Puerto Paraíso en las orillas del Paraná. El sereno, estoicamente despierto, se hizo lugar entre el estridente bicherío nocturno para darnos las llaves de la cabaña y alcanzarnos gentilmente una botella de agua fresca. Nos fuimos a dormir y recién a la mañana siguiente nos encontramos con Francisco Teitelman pudiendo apreciar los importantes cambios que tenia el predio respecto a nuestra última visita.
Hace algunos meses cuando estuve en Yahape, "Pancho" me comentaba que pensaba terminar todas las galerías externas, las parrillas y adquirir un terreno vecino que le permitiera ampliarse.
Al escucharlo confirmé su entusiasmo, pero al mismo tiempo supuse que le iba a costar en tan poco tiempo alcanzar sus objetivos. Tuve que reconocer que me había equivocado. Además de las realizaciones proyectadas y realizadas, recibí dos sorpresas adicionales, un par de hoyos de golf para que algún aficionado despunte el vicio y una enorme pecera en el restaurante interno habitada por bogas tres puntos, un Pacú, decenas de mojarras y otras especies nativas.
Incluso en esas jornadas -luego fue devuelto al Paraná - la habitó un dorado que no dejaba de recorrer nerviosamente la pecera, topetearse con la parte superior de la misma y destrozar a cada mojarra que estuviera a su alcance.
La pesca
“Estaría bueno ver si podemos testimoniar capturas de cuatro especies : surubí, dorado, pacú y pira pytá” , pedí con desparpajo, como si fuera un niño eligiendo los sabores de un helado mirando la pizarra de opciones, como si se tratara de un trámite sencillo .
“Vamos a hacer el intento”, me dijo Pancho y así nos embarcamos esa primer mañana haciendo trolling aguas abajo con la intención de dar con ese buen surubí que se nos había negado en Ita Ibaté. A diferencia de lo que había pasado en el pesquero vecino, donde al menos éramos testigos de constantes capturas, esa mañana ni nosotros, ni el resto de las lanchas cercanas, lograron el pique de algún buen pintado. Volvimos a almorzar debatiéndonos con la opción de persistir con el surubí o darle un golpe de timón a la estrategia y rumbear para otras aguas buscando las otras especies. Siesta mediante y con las ideas un poco mas claras, salimos a anclarnos buscando al Pacú , íbamos a hacer algunos intentos en las horas vespertinas más rendidoras para luego rematar la jornada gareteando buscando dorados.
En solo dos horas, tres pacúes y otros tantos salmones tuvimos la suerte capturar. Con los equipos livianos elegidos - Abu García Revo SX HS. montados sobre cañas de la misma marca modelo Sapphire Crest de 2,10 metros.- la pesca de estas especies es sencillamente maravillosa, la cañitas curvadas al máximo los pequeños reeles rotativos chillando y largando nylon al son de la fuerza que los combativos peces le oponían.
Insólitamente no apareció ninguna boga entreverada, algo inusual pues en este tipo de pesca suelen deparar la mayoría de las capturas.
Con los pacúes y los salmones capturados, nos fuimos tal lo planificado, a probar con el dorado garetando en los pedregales frente al puerto de yahapé.

Capturamos algunos dorados de porte mediano y a última hora fuimos testigos de la aparición de un coloso de mas de 15 kilos que le demandó al pescador mas de media hora de lucha su captura.
La posibilidad de capturar ese gran dorado soñado siempre está latente en las aguas de Yahapé
El primer día concluía con un balance realmente positivo.
Cada viaje me confirma que este recóndito pueblito del alto Paraná llamado Yahapé está y estará en el futuro, indisolublemente ligado a la mejor pesca deportiva que puede ofrecer nuestro gran río.
Casi, casi, como si Yahapé fuera sinónimo de pesca. Casi como que las dos palabras se fundieran para ser una sola. -


Yahapesca segunda nota.
Al día siguiente planificamos con Pancho una jornada de bait cast en un arroyo de ensueño: El Tuyutí.
Si Yahapé es uno de los lugares mas virginales del alto Paraná, imagínense un pequeño arroyo que se abre aguas al sur y que es de muy difícil acceso . Un verdadero paraíso pletórico de vida salvaje, tanto en superficie, como al interior de sus aguas cristalinas.
Las experiencias y capturas logradas en esa inolvidable jornada, serán parte un próxima nota que le dedicaremos especialmente.

La nota con todas sus imagenes la podés ver en www.tigredelosrios.com.ar

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